08-07-2011

La capital en versión cómic

A través de esta historieta 13 dibujantes quieren darle una mirada más afable a la ciudad.

por Gabriela García

Prefieren la bicicleta, juegan a completar los diálogos que los pasajeros del Transantiago dejan a medio camino, venden sus fanzines en la plaza Yungay, exponen en la Galería Plop! de Lastarria y se reúnen con sus amigos en el Café Cómic, en la Galería El Patio, en Providencia. Son los autores de la historieta Santiago Okulto, la primera que crean que tiene a la capital como protagonista y que está a la venta desde hace un par de semanas.

Hecha por 13 dibujantes que tienen entre 25 y 35 años, la idea es original de Daniel "Ludo" Jeldres. ¿Su objetivo? Ofrecer una mirada positiva de esa ciudad que le enseñó a leer.

Cuando chico, este artista aprendió a leer arriba de una micro. Armaba sus primeras frases uniendo las letras de los carteles callejeros. "Por sobre el esmog y la bulla, a mí me encanta Santiago y quisiera que este cómic ayudara a otros a reencantarse", explica sobre un libro que armó en su editorial Imaginario Occipital.

Para lograr esta mirada entrañable, Ludo hizo una lista con los rincones que llaman su atención: Plaza de Armas, el pasaje Phillips, la pasarela peatonal de Condell de Providencia, el funicular y el Parque Forestal. Con estas postales en mente, convocó a dibujantes de comunas como San Joaquín, San Bernardo, La Florida, Puente Alto y Quinta Normal para que los retrataran, con dos requisitos: utilizar sólo papel y lápiz, y un final feliz para la historia a tejer. Una característica alejada de la crítica social que arrastran desde los 80 las novelas gráficas tradicionales.

Y no es la única diferencia. Si el fanzine suele estar encuadernado con corchetes, Santiago Okulto luce tapa dura y un lomo cuadrado engomado puesto en las vitrinas de la Galería Plop! y en el Café Cómic. "Más que dar cátedras queremos que la gente disfrute la ciudad", señala José Zepeda, autor que en Santiago Okulto hizo una historieta sobre el teleférico. A bordo de los extintos huevitos, una madre evoca a sus hijos. "Lo creé con la emoción que me producía cuando niño venir desde Renca al centro. Mi papá se ponía terno, arrendábamos películas en el Errol's y comíamos empanadas en la calle 21 de Mayo", recuerda.

De estas historias cotidianas está plagado el libro en el que también participa el hijo del muralista Alejandro "Mono" González, Sebastián. "La ciudad está compuesta por micromundos de personas que se aman y se despiden entre el cemento y nosotros somos sus espías", revela el joven que dibujó la Estación Central, pero no vista desde la Alameda, sino desde la trastienda. "Me encontré con una serie de líneas ferroviarias que están botadas. Es un cementerio que, a pesar del tiempo, refleja la importancia que tenía el tren para una ciudad que hoy está siendo depredada por las inmobiliarias", apunta.

Ludo, José y Sebastián son diseñadores, pero ante todo peatones. "Sentarse en una plaza de tu barrio a mirar lo que la gente hace es mejor que ver tele", dicen. A los tres les encantaría vivir del cómic, pero la realidad les obliga a ingeniárselas tanto como Clark Kent para arrancar del diario El Planeta: de día se ganan la vida en sus respectivas oficinas, y en la noche dibujan por puro gusto.

Ahora preparan una segunda versión de Santiago Okulto con historietas del cerro Santa Lucía, la Plaza Italia y por supuesto la plaza Yungay, lugar donde se conocieron hace tres años comercializando sus fanzines junto a decenas de dibujantes que de tanto en tanto se reúnen en una feria al aire libre.


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