17-02-2011










Las imágenes que ven a continuación son páginas interiores del extinto Diario Uno. Este semanario tenía un tiraje de 22 mil números, impresos por Puerto Madero. Tuvo además una distribución que alcanzaba gran parte del territorio nacional. Su cierre sigue siendo una gran interrogante para el equipo humano que trabajo y que siempre fue fiel al espíritu de sus publicaciones. Solo la dirección de la empresa conoce la verdadera razón del fin, que más que financieras deben ser políticas.

Llegue al semanario luego de intensos debates sobre el diseño del mismo, que mantenía de la mano de un grupo de diseñadores una línea que nunca estuvo a la altura del trabajo editorial. Mi primer trabajo fue matar esa gráfica y renovar el proyecto completamente, realizando una maqueta general que fue aprobada. Mi primer diseño se publico en la edición número 5, del mes de mayo.

Inmediatamente el diseño repercutió en las ventas, aunque los directivos miraban extrañados el cambio y siempre fueron reticentes a demostrar opiniones favorables a la labor realizada. De a poco comencé a realizar nuevas mejoras, tendientes a garantizar una mejor legibilidad de los contenidos, cambiando la tipografía Calibri por la Century, además de implementar la Impact para los llamados de portada en reemplazo de la Arial utilizadas por el antiguo equipo de diseño.

Rediseñe también las portadas, jerarquizando la información expuesta y otorgando una mejor legibilidad para el transeúnte, que mira entre otros diarios cuando se acerca a un kiosco.

Mi intención siempre fue diferenciar al semanario de otras publicaciones de lineas editoriales semejantes, tales como El Siglo, El Ciudadano, El Guerrillero, etc. girando al gráfica a un parámetro más mercurial.

Fue difícil trabajar con un equipo que muchas veces no comprendía las relaciones entre el diseño y el texto, que aparte no valoraban la realización estética del mismo. Enfrente diversas peleas por el intento de integrar, por parte de la directiva, diversos aportes a mi gráfica, provenientes de otros diseñadores, que finalmente no entregaban nada nuevo y en vez de sumar restaban.

Reconozco que el diario pudo haber mejorado aún mas, ahora que lo miro detenidamente hay muchos aspectos que con tiempo se pudieron haber implementado.


Igualmente quedo contento con el trabajo hecho, 32 ediciones de un semanario que tuvo su fama, corta pero consistente. Ver el trabajo en los kioscos de Santiago fue el mejor premio.

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